La primera referencia de la existencia de un hospital en la Seo de Urgel data de 1059; en él se cuenta que el arzobispo Hug de Cervelló había legado en testamento «100 maravedíes» para que continuaran las obras de construcción impulsadas por él durante su mandato. Este documento en el que consta la donación se encuentra en poder del Arxiu Capitular de la Catedral de Tarragona.
El hospital de la Seu o de los pobres era un lugar en que se acogía a viajeros y gente sin recursos que llegaba a la ciudad. No sólo les proporcionaban alimento, sino las curas básicas que necesitaran. Posteriormente, en el siglo XII ya había dos hospitales en la ciudad, el Hospital de los pobres gestionado por la Igleisa y el Hospital de los prohombres, gestionado por la burguesía.
Hay un gran vacío documental sobre el momento exacto en el que el primero comenzó a prestar sus servicios , la manera de gestionarlos así como el modo en el que se mantenía en funcionamiento; en parte porque gran parte de la documentación medieval del Arxiu Capitular de la Catedral se quemó en el incendio que se produjo en la secretaría durante el sitio que sufrió la ciudad en la Guerra del Francés en 1811 y, posteriormente, durante la desamortización.
De ahí la extrema importancia del documento presentado ayer en el Seminari. Hace unos meses, el sacerdote Manuel Fuentes, director del Arxiu Diocesà, tuvo constancia de la subasta en Barcelona de un documento del canónico Ponç de Barberà fechado en 1180. Se hizo con él ya que era consciente de su extrema importancia ya que, según sus propias palabras, «es uno de los pocos pergaminos originales conservados del siglo XII de los archivos de la Iglesia»
También es relevante ya que según el sacerdote es uno de los primeros que utilizan el sistema de datación que se instauró en el Concilio Provincial de la Tarraconense celebrado en la ciudad ese mismo año, computando los años según la Encarnación del Señor y no según el reinado de los Reyes Francos, como se había hecho hasta entonces.
El documento revela datos que se desconocían hasta la fecha como que Ponç de Barberà era el gobernador del hospital, algunos medios de financiación (tributos de particulates, por ejemplo) o el modelo organizativo que seguía.
Importante también el saber que el arzobispo Hug de Cervelló donó los maravedíes para que se destinaran a los pobres y no a los canónicos, canónigos como afirmaban algunos historiadores.
Fuente-Jordi Cabré, para el diaridetarragona.com
Fotografía-Peré Ferré para el diaridetarragona.com